sábado

El motín

Todo el proyecto comenzó... no sé como: con una amiga, divagando, con ginebra... me gustaría dar clase de teatro. Podríamos montar algo, puede, no sé. ¿Por qué no probamos? ¿Pero con quien? yo me encargo del grupo. Bueno, venga, vale.

Primeras clases: el primer día llegué tarde y nerviosa. Comencé de forma acelerada y con cierto pánico escénico. ¿Qué coño podía enseñar yo? ¿Yo?
Mágicamente: todo fluyó. Lo que era precipitando se fue ordenando, lo que no tenía utilidad la fue encontrando y todo parecía dirigirse certeramente. Todo lo improvisado parecía astutamente preconcebido.
Fluyendo por esa marea comencé a trazar planes concretos para cada uno de ellos. Para cada miércoles llevaba preparado qué quería de esa clase y qué quería de cada uno.

Allí estaba yo dirigiendo a los 8 alumnos hacia algún sitio. A cada uno por donde debía ir
(como Colón).

Ellos lo notaban. Probaban de todo. Cualquier cosa que les sugiriera.
Les explicaba el cómo y porqué pero notaba que les sobraba, ellos entenderían todo el proceso al llegar y en el camino tenían plena confianza. Cualquier ocurrencia trivial era una genialidad.

Que fácilmente me adapté a esa nueva situación. Con qué naturalidad di por sentada esa confianza.

Las clases empezaron en mayo. El pacto era: a cambio de mis clases ellos representarían una obra escrita y dirigida por mí.

Los ensayos: Desconozco los motivos por los que se apuntaron a que yo, que nunca lo había hecho antes, les diera clase de teatro. Intuyo que la mayoría utilizó el teatro como medio para el clásico fin. Ha sido un medio bastante eficaz y conseguido el fin, están menos entregados al medio. Menos agradecidos. (En realidad siempre que consiguimos algo acabamos pensando que estabamos predestinados, que por otros medios también lo habríamos logrado).
Ahora los alumnos antes-entregados: Dudan, requieren largas aclaraciones, explicaciones. Discuten sobre el personaje, el texto, la situación... Pero ¿cuando empezó este motín?

¡Ah! Sí, ya me acuerdo.

El motín: Un día les pregunté. Estaba atascada y plantee unas escenas para que las resolvieran ellos. Desde entonces utilizan su libertad de expresión y sus derechos para decirme que no.

"Repite. Más rápido. Di esto. No corrijas al otro. Atiende. No cuchichees..."

¿Cómo pase de maestro-guía a dictador?

Ahhhhhhh. Estrenamos el 28 de enero. Estoy deseando que llegue y que pase y que todo se acabe y entonces: Me sentiré vacía.