miércoles

¡La felicidad!

Llevo meses mecida por la felicidad.
Abrazada al amor, con conversación ligera y zumbido de ventilador de fondo.
¡Así es imposible avanzar!
¿Cómo salir de esta cobijante soñarrera?
¿Cómo crecer? y sobretodo ¿hacia dónde?
Todo progreso requiere una sociedad rica (la sociedad, el individuo puede ser pobre) y un cierto grado de insatisfacción personal. En eso se basa la evolución del hombre. Avanza porque no se quiere quedar dónde está, incluso puede caminar hacia el abismo.
Pero aquí apoltronada, no me es posible imaginar un sitio mejor que tu abrazo.

domingo

José Tomás: El héroe

Leo esta mañana un articulo sobre José Tomás.
No me gustan lo toros (esa extraña fiesta). Reconozco que tiene arte, pero no todo lo que tiene arte es válido o valioso: estrangular lentamente a alguien indefenso y ver como se resiste y lucha inútilmente por sobrevivir (estoy recordando la película "Frenesí") puede ser artístico. Y la guerra y la estafa y el robo... No, no todas las acciones se justifican por el arte que requiere su realización.

Recuerdo una tarde: se me escapó un bostezo que oculté con una lánguida mano, mientras una mirada furtiva se dirigía al reloj, suspiré por todo lo que quedaba de tarde. Mientras abajo, en el coso, un hombre (no recuerdo su nombre) se juegaba la vida: ¿cómo puede llegar a ser tan aburrido ver una pelea a muerte?
Según mi madre (que entiende) cada feria puede tener en el mejor de los casos 2 o 3 tardes buenas (¡y son 30!).

Otra tarde vi a José Tomás: corazón en mitad del cuello, la respiración detenida a la altura del pecho, sólo quería que terminara y mis ojos en algún momento se cerraban por que no podía verlo. Era un hombre obstinado por controlar a una bestia astada. Pero había un diálogo de tú a tú por la supervivencia. Hoy he leído que se muere de miedo, que la mitad de las tardes querría desaparecer, que "torea para vivir". Un niño abandonado es el mejor torero del Siglo XXI y torea a muerte por su vida y con pureza y con miedo: Con verdad, porque la verdad te muestra el camino, pero no te quita el miedo. Y siempre es un héroe el que sigue ese solitario camino.